Uno de los aspectos más positivos e inesperados de la rápida expansión global de los servicios de streaming es la posibilidad que tienen los espectadores de ver programas de todas partes del mundo que antes de la nueva era televisiva ni siquiera se habrían enterado de que existían. Y a esa novedad, en el caso de las ficciones, se suma el “descubrimiento” de nuevos actores que vale la pena conocer. Dos de los ejemplos más recientes y resplandecientes son Harriet Herbig-Matten y Damian Hardung, los jóvenes protagonistas de Maxton Hall, la exitosa nueva serie de Prime Video que se transformó en un fenómeno inmediato para la plataforma. Basada en la trilogía de novelas románticas juveniles escritas por la autora Mona Kasten, la ficción podría haber sido grabada en Hollywood, Inglaterra o Corea del Sur, pero lo cierto es que es alemana, como la escritora y los actores que encarnan a Ruby y James, los personajes centrales de la trama.
De todos modos, el relato transcurre en un colegio secundario de elite ubicado en algún suburbio de Londres, un espacio imaginario que le da al cuento el aire de fantasía que precisa. Así como El stand de los besos, otro éxito juvenil romántico del streaming, en ese caso de Netflix, inspirado en una trilogía literaria, construía su representación de los adolescentes norteamericanos inspirándose en las ficciones que su autora británica había consumido como espectadora, en el caso de Maxton Hall, el estilo de vida y las costumbres británicas en pantalla están poco arraigadas con la realidad. Una operación narrativa que funciona muy bien en este caso: después de todo se trata de un cuento de hadas moderno en el que el príncipe es el que necesita ser rescatado por una plebeya sensata, trabajadora y con más intereses en la vida que él.
Claro que gran parte del suceso de la serie de seis episodios que desde su estreno a principios de mayo se mantiene en los primeros puestos de Prime Video en todo el mundo -y ya tiene una segunda temporada confirmada-, se debe a sus protagonistas, dos jóvenes actores que pasaron de ser reconocidos en su país a tener al público global intentando pronunciar sus apellidos correctamente y, sobre todo, saber más sobre ellos. A los dos, los espectadores de Alemania los conocen desde la adolescencia. Es que tanto Herbig-Matten, nacida en Munich en 2003, como Hardung (Colonia, 1998) empezaron a actuar desde chicos en proyectos de gran repercusión: en el caso de la actriz su primer papel fue en la película Das Pubertier, una comedia en la que encarnaba a una chica de 14 años, la misma edad que tenía ella en aquel momento. La intérprete llevaba toda su vida en los sets de filmación: su mamá trabaja en la industria audiovisual desde antes que ella naciera y fue la que entendió que lejos de estar interesada en su experiencia académica, a diferencia de su personaje en Maxton Hall, Harriet lo que quería era actuar.
Así, tras su debut en cine se presentó en el casting para la serie de películas Bibi y Tina, basada en una exitosa saga de literatura infantil alemana, y fue elegida para interpretar a la simpática y aventurera Tina, un papel que la hizo muy conocida en su país y le dio su primer vistazo al reconocimiento internacional, ya que una versión televisiva de los films está disponible en Prime Video en todo el mundo. En el camino hacia los papeles y proyectos más adultos, a los 18 años la actriz recibió una oferta demasiado tentadora que la mantendría un tiempo más en la escuela secundaria en la ficción: con el éxito asegurado al menos en Europa, en donde las novelas de Kasten son un fenómeno de venta hace años, convertirse en Ruby para Maxton Hall resultó el paso correcto para su carrera. Aunque la actriz no anticipó-nadie lo hizo- el enorme interés que la historia generó en todo el mundo y la curiosidad que su vida privada despertó en los espectadores que un mes antes del estreno de la serie ni siquiera sabían de su existencia.
En el caso de su compañero de elenco, el impacto en su popularidad fue incluso más significativo: Hardung ya conocía los efectos de aparecer en una serie disponible en una plataforma de streaming, pero su experiencia como parte del elenco de How to Sell Drugs Online (Fast), la ficción de Netflix, no lo preparó para el frenesí que despertó su interpretación del apuesto, arrogante, problemático y -secretamente-, sensible James Beaufort en los espectadores. Hay que decirlo, la mayor parte del público de Maxton Hall es femenino y la fotogenia de Hardung, su mata de pelo rubio y los abdominales esculpidos que exhibe en casi todas las escenas de la ficción, lo convirtieron en el novio de Internet modelo 2024 como antes lo habían sido sus colegas Noah Centineo (A todos los chicos de los que me enamoré, Netflix) y Jacob Elordi (El stand de los besos, Euforia).
El actor de 25 años, al igual que su compañera de elenco, lleva trabajando en cine y TV desde la infancia. En ese camino pasó de hacer pequeños papeles en telefilms sin demasiada repercusión hasta conseguir su gran oportunidad con la adaptación alemana de la serie española Pulseras rojas, en la que interpretaba a uno de los jóvenes pacientes de la unidad de oncología en un hospital infantil. Aquel papel que Hardung encarnó por tres temporadas y una precuela fílmica le consiguieron buenas críticas y grandes oportunidades laborales como la de participar de la miniserie El nombre de la rosa (2019, disponible en Movistar Play), basada en la novela de Umberto Eco en la que compartió el protagonismo con John Turturro. La coproducción ítalo-alemana le aportó entrenamiento para la TV de gran escala y hasta lo inspiró a tomarse un año para estudiar actuación en Nueva York. Una experiencia que seguramente aprovechó cuando le llegó la propuesta de integrar el elenco de How to Sell Drugs Online (Fast), para Netflix, una vidriera al mundo que solo fue el comienzo de su carrera internacional. Ahora, con Maxton Hall convertido en un suceso, es solo cuestión de tiempo antes de que Hollywood llegue a su puerta. Mientras tanto, el actor ya se prepara para grabar la segunda temporada del romance y para contestar las preguntas incómodas sobre su vida privada y sobre el tenor de su relación con su compañera detrás de cámara, la prueba más acabada de su flamante popularidad.