En sintonía con lo que exhibe desde que empezó 2024, el comercio exterior argentino sigue arrojando cifras positivas. Debido a un aumento de 21,7% en las exportaciones y a una caída de 32,8% en las importaciones, el saldo comercial de mayo alcanzó un superávit de US$2656 millones y consolidó el mejor superávit de la historia local en los primeros cinco meses del año (US$9972 millones).
Esta cifra positiva, que contrasta con la de igual mes de 2023, cuando hubo un déficit comercial de US$1124 millones, surge a partir de un ingreso de US$7622 millones por exportaciones y un desembolso de US$4966 millones por importaciones.
Según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), “el quinto mes del año mantiene su tendencia positiva en materia de balanza comercial y acumula así un superávit de US$9972 millones en el período de enero a mayo”. No obstante, el intercambio comercial argentino cayó 7,8% en la comparación interanual, con un volumen total de US$12.588 millones.
Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales, comentó que lo más destacable es el saldo positivo que el país lleva acumulado hasta mayo. “La Argentina acumuló el superávit comercial más alto en toda la historia en ese período. Esto contrasta con la caída que hubo en 2023 en igual lapso; lo que muestra que hoy existe una diferencia de US$11.000 millones respecto de ese momento”, explicó.
En su habitual informe sobre Intercambio Comercial Argentino (ICA), el Indec detalló que las exportaciones tuvieron en mayo un aumento del 30,6% en las cantidades, aunque los precios bajaron 6,8%. Mientras que, en el caso de las importaciones, tanto los precios como las cantidades registraron descensos del 4,5% y 29,6%, respectivamente.
En este sentido, Elizondo dijo que las exportaciones están creciendo y eso “es destacable”, pero agregó que se esperaba una performance mejor. “Hay un aumento importante de los productos primarios (de casi 40% en los primeros cinco meses del año) y en eso tiene mucho que ver el clima; pero hay una caída de las manufacturas de origen industrial de 6,3%, con lo que se ve que todavía hay un problema de competitividad serio en la Argentina”, señaló el especialista.
La otra cara es la de las importaciones, que, según analizó Elizondo, tuvieron una caída considerable debido al diferimiento de pagos –derivado de la escasez de dólares–, pero también de la recesión. “Todos sus rubros caen, salvo vehículos y automotores. En la medida en que la economía empiece a rebotar, las importaciones volverán a crecer. Mi supuesto es que se va a terminar este año con un superávit comercial muy holgado y acumulación de reservas, pero es necesario avanzar con las reformas estructurales tendientes a bajar costos de producción”, opinó el especialista.
Por todo esto, aunque los analistas estimen que se cerrará el año con un superávit de US$15.000 millones, que se ubicaría entre los tres mejores de la historia, aún quedan materias pendientes en cuando al ordenamiento de la economía y su consecuente optimización del comercio exterior.
Además de los productos primarios, que en mayo aumentaron sus exportaciones 52,8%, un rubro que aportó mucho al resultado de la balanza comercial en el quinto mes del año fue el de combustibles y energía, que tuvo un incremento de 51,1% en sus ventas externas (lo que evidencia la influencia y el potencial de Vaca Muerta). Estos dos fueron seguidos por las manufacturas de origen industrial (+9,4%) y las manufacturas de origen agropecuario (+7,4%).
En cuanto a las importaciones, las principales caídas se produjeron en combustibles y lubricantes (-61,5%), bienes de capital (-33,2%), piezas y accesorios para bienes de capital (-28,1%), bienes de consumo (-27,5%), bienes intermedios (-26,4%) y vehículos automotores de pasajeros (-24,4%).