Un largo recorrido tiene Gustavo Peirone. Es de esos remadores que, a fuerza de mucho trabajo y constancia, llegó al momento más importante de su carrera como entrenador de básquet. Es que es el DT que devolvió a Atenas a la Liga Nacional. “El Negro” asumió hacerse cargo de semejante desafío y dio en la tecla no solo por cómo jugó su equipo, sino sobre todo por el grupo humano que construyó y supo liderar.
“El objetivo lo teníamos claro, desde un principio. Pero, antes de ese objetivo, todos los que vinimos acá vinimos por un sueño que era poner a Atenas donde todos creíamos que tenía que estar. Todos priorizamos a Atenas y eso es lo más importante. El objetivo a nivel profesional a todos nos sirve. Un logro de estos seguramente tiene mucha repercusión y puede abrir puertas. Poner a Atenas donde tuvimos la posibilidad de ponerlo no tiene precio”, dijo el técnico que llevó al Griego al tan ansiado título en la Liga Argentina.
—Quizás es uno de los títulos más festejados de Atenas. Y mirá que ganó muchos…
—Nosotros vivimos a Atenas desde que empezó… Nosotros teníamos ese desafío y ese sueño. Les vamos a exigir a los dirigentes que cuando entremos a la sede esté puesta la foto de este equipo. Este es un logro muy importante. Es un campeonato de una segunda categoría, pero en un momento dificilísimo de la institución. Es un momento que no se sabía cómo iba a responder la institución y cómo iba a responder la gente. Y terminamos jugando en un polideportivo como en las mejores épocas.
—Había que asumir esta responsabilidad. Vos como entrenador, los jugadores, los dirigentes, cada uno en lo suyo. Y no era que juega Atenas y asciende.
—Ese era el error grande que había en la dirigencia y en la gente. No sabíamos cómo iba a reaccionar la gente. Por ahí se pensaba que, porque era Atenas en una segunda categoría, se iba a presentar e iba a ganar el torneo de punta a punta. Y quedó súper demostrado que no. Tuvimos que jugar todos los partidos del torneo y hasta el quinto de la final. Ese era el problema más grande. Después, en cuanto al desafío, nosotros lo teníamos claro. Muchos de nosotros queríamos estar en la foto en la sede cuando entremos. O que mis hijos puedan ver esa foto en la sede.
—Pareció fácil porque hicieron una gran temporada y sufrieron pocas derrotas. Pero es una categoría durísima.
—Ya sabíamos de antemano que sería durísima la categoría. Todos lo sabíamos: los jugadores que vinieron, el cuerpo técnico… El adentro lo sabía. Pero siempre pusimos adelante el objetivo de a dónde queríamos llevar a Atenas. Sabía que teníamos buenos jugadores, pero necesitábamos armar un buen grupo. Corto el plantel, pero sabíamos qué teníamos. Si nos ensamblábamos bien y teníamos en claro a dónde íbamos, podíamos tener la posibilidad de estar luchando. No sabíamos si con eso íbamos a ganar, pero era el sueño que teníamos. Y hoy se nos cumplió el sueño.
—Fue clave armar un grupo, más que un equipo. Y ahí tuviste un rol fundamental con tu cuerpo técnico.
—Me parece que eso es fundamental. Para trabajar y armar un equipo, se necesita que el otro quiera ser parte de eso. Y no podemos decir absolutamente nada de los jugadores porque siempre estuvieron predispuestos a esto aguantándonos, sorportándonos, escuchándonos… Y nosotros escuchando a ellos. Y pudimos lograr un grupo tremendo.
—¿Cómo es ser campeón con Atenas?
—Dejame pensarlo un rato. Todavía no caigo. Esto se va a disfrutar con el tiempo. Salía de mi casa y la verdulera del frente me gritaba “nos pusimos 2 a 2 y tenemos que ganar”… Me imagino un montón de cosas, pero estoy muy feliz por mi familia, por los jugadores, por los dirigentes que me dieron la oportunidad… Hoy es felicidad.
—Cuando asumiste, dijiste que era el desafío más importante de tu carrera. Y lo cumpliste.
—Sin dudas que era el desafío más importante de mi carrera. Para muchísimos entrenadores, este desafío era el más importante de sus carreras. Había que agarrar en este momento, estar, poner la cara… Y con esto no estoy diciendo que soy un súper héroe, sino que un poco de inconciencia dijo “dale, metele” y no nos equivocamos.
—Una clave es que siempre mantuviste la mesura, en las victorias importantes y también en las pocas derrotas que sufrieron.
—A eso lo trabajamos todos los días. Todos los chicos sabíamos cuál era el objetivo. Y no nos debíamos nada entre nosotros y ninguno tenía una obligación extra con el resto. Íbamos a pasar momentos malos en un cuarto, en un partido o en una racha. Pero teníamos que estar juntos en eso y eso es lo que nos puso en la final.