“EstepAngus” fue el nombre que eligió el ingeniero agrónomo Roberto Iturburu para su proyecto ganadero de la raza en la Patagonia, más precisamente en Esquel, provincia de Chubut. En plena estepa patagónica, desde 1896 su familia desarrolla actividad ganadera. Fue su tío bisabuelo quien se afincó en la zona convirtiéndose en el primer poblador. A su muerte, el abuelo de Iturburu se hizo cargo del campo, luego fue su padre y hoy él, como cuarta generación, está al frente del establecimiento Don Blas.
“Somos productores mixtos que criamos ovinos de raza Merino y ganado vacuno. Mi abuelo arrancó en los años 40 con el Angus, compraba los reproductores en la provincia de Buenos Aires, los trasladaba en el Trocha Ancha hasta ingeniero Jacobacci, de ahí los transbordaba en el Trochita que estaba preparado para lo que era carga, transportaba la lana y animales en pie. Luego llegaban hasta la estación La Cancha y luego en arreo de 60 kilómetros hasta el campo”, cuenta a LA NACION.
Luego llegó el turno de su padre, que estudió técnico agropecuario en Viedma e hizo el curso de inseminador. “Sacaba semen en fresco y mejoraba el rodeo de vacas de mi abuelo. Eso fue hasta que llegó la barrera sanitaria y a partir del cierre de la Patagonia, costó mucho mantener el Angus en el sur”, dice.
Según el criador, el rodeo se fue llevando como se pudo hasta que en 2005 decidieron empezar a hacer un plantel de pedigree, con trasplante de embriones y lograron tener un rodeo de vacas madres y puras controladas. Pero poco le duró ese avance porque la erupción de los volcanes El Chaltén y el Puyehue, en 2008, los obligó a abandonar la actividad por un tiempo: “Nos fundimos, perdimos todo lo que habíamos hecho tanto en ovino como en bovino”.
Pasó un tiempo, el campo mejoró y decidió volver a apostar a la actividad. Y, con esas ganas intactas de tener un Angus de punta en la Patagonia, dos años atrás comenzó con un proyecto de reintroducción de genética de la raza, de la mano de varias cabañas de elite.
“Empezamos a buscar líneas que se adaptaran a esta zona de estepa, que tiene una isoyeta cerrada, con menos de 100 milímetros de precipitaciones por año. O sea, estamos produciendo Angus de alta calidad en un lugar donde llueven menos de 100 milímetros por año”, detalla.
El primer objetivo del programa fue solucionar el tema nutricional, para lo que hicieron una obra de riego, donde implantaron pasturas y hacen alfalfa para la suplementación invernal. “El campo tiene ocho kilómetros de costa del río Chubut que es la principal arteria hidrográfica de la provincia. Tenemos fríos extremos en la zona con promedios de 14º bajo cero en el invierno y en verano calor también extremo con 43º”, describe.
Además, el proyecto apunta a proveer de toros a rodeos comerciales a criadores de la zona que ya tienen Angus y que buscan mejorar su performance carnicera. También buscar vender toros a quienes realizan cruzas continentales con británico para mejorar el vigor híbrido realizando hacienda careta.
El último eje del programa es exportar genética a otros países. “Este rodeo busca un genotipo de Angus moderado. No trabajamos con animales extremadamente chicos y tampoco grandes porque nosotros queremos lograr un novillo que antes del segundo invierno tenga un peso de terminación alrededor de los 380 kilos, un animal de entre 17 y 18 meses. Esto es porque los fenotipos que habían históricamente tenían que tener más tiempo de terminación y antes del segundo invierno hay que empezar a suplementar con energía. A nosotros el costo del alimento energético del balanceado, del maíz, es carísimo y no lo podemos hacer”, explica. “Entonces tenemos que armar un animal que antes de los 17 meses ya esté terminado a campo. Ese es el objetivo”, agrega.
Con un rodeo de 120 vacas madres de puro controlado y pedigree, producen al año unos 30 toros para comercializar. “El biotipo que buscamos debe tener una excelente conformación carnicera, una buena musculatura, un buen arco de costilla, habilidad materna. Básicamente nos dirigimos hacia líneas que hayan sido probadas en otras zonas similares a las nuestras, por ejemplo República Checa, regiones duras de España y Canadá”, relata.
Con este proyecto, Iturburu busca mantener inalterado el sueño de Don Blas, que llegó hace más de un siglo a la Patagonia solitaria. “Somos la cuarta generación, en el mismo predio y con la misma marca del campo, que buscamos continuar desarrollando esta actividad que nos apasiona. De a poco el Angus se va metiendo en la Patagonia. Con este Angus, podemos brindar a muchos criadores la rusticidad que no se la puede brindar otras razas”, finaliza.
Esta nota se publicó el 24 de mayo de 2024