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Distinguen a una investigadora cordobesa en los premios LOreal-Unesco 2024

En el marco de la 18° edición del premio L’Oreal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” una científica cordobesa fue distinguida por sus investigaciones junto con otras mujeres argentinas. La ceremonia de premiación se desarrolló este martes en la sede del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El prestigioso galardón se otorga hace 18 años en el país en colaboración con Conicet y busca reconocer, recompensar y visibilizar el trabajo de mujeres investigadoras, y promover el despertar vocaciones científicas entre las niñas. Contemplando a las ganadoras de este año, en el país ya han premiado a 72 mujeres científicas que representan a provincias y ciudades de toda Argentina.

El premio cumple su 26° aniversario en el mundo habiendo distinguido a más de 4.400 científicas, incluidas 132 galardonadas internacionales y más de 4.000 jóvenes investigadoras en más de 140 países. Argentina ha sido el país de Latinoamérica con mayor cantidad de investigadoras premiadas en la región (10).

Desde 2017, el número de reconocimientos del premio local se ha extendido de cuatro a seis: dos ganadoras (una en la categoría “Premio” y otra en la categoría “Beca”) y cuatro menciones (dos en cada categoría). Los proyectos que participaron de la 18° edición estuvieron enmarcados en Ciencias de la Materia.

Por su trabajo “Catalizadores y sensores preparados a partir de la reutilización de residuos de metales nobles”, la ganadora de la categoría “Premio” de este año fue Paula Cecilia Angelomé (Caba). Su proyecto apunta a producir catalizadores y sensores nanométricos eficientes utilizando oro reciclado.

En la categoría “Beca” se destacó a la investigadora adjunta del Conicet Julieta Merlo (Buenos Aires) por su proyecto “La nueva era de los stents cardiovasculares: bioabsorción y moléculas bioactivas para recuperar la función arterial”. El trabajo buscó desarrollar un nuevo tipo de stent biodegradable que se desintegre de manera segura y también proteger el cuerpo de posibles daños, con tratamientos más seguros y efectivos.

Las menciones especiales fueron para las doctoras María Laura Fanani (Córdoba) y Karina Silvia Beatriz Miglioranza (Buenos Aires) en la categoría “Premio”, y para las investigadoras doctora María Lucía Toscani (Caba) y Nadia Celeste Vega (Tucumán), en la categoría “Beca”.

Un proyecto cordobés

Fanani es licenciada en Bioquímica por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), doctora en Ciencias Químicas e investigadora principal de Conicet. Su investigación busca nuevas sustancias que sean biodegradables (naturales y sintéticas) y que puedan reemplazar desinfectantes y agroquímicos para contrarrestar los efectos dañinos de su acumulación en los suelos.

Su equipo de investigación encara esta problemática ambiental desde dos frentes. Por un lado, están los desinfectantes que se utilizan en entornos residenciales y sanitarios en grandes concentraciones para lograr su eficiencia. Aunque estos compuestos tóxicos matan microorganismos nocivos, no son inocuos para las personas.

“Esos productos terminan en el agua y la tierra, donde los microorganismos responden a esa agresión generando resistencia. Así se acumula en el ambiente un reservorio de microorganismos resistentes, lo que es muy peligroso porque de allí pueden surgir las próximas infecciones y epidemias”, explica Fanani.

Por otro lado, la agricultura intensiva depende de agroquímicos que tienen baja biodegradabilidad y su acumulación en el suelo, las plantas y el agua puede causar una toxicidad ambiental significativa y problemas en la salud humana y animal.

Respecto de los desinfectantes, analizan compuestos derivados de la vitamina “C” llamados surfactantes. “Actúan como un detergente, pero cuando llegan al suelo las bacterias fácilmente lo degradan en vitamina C y ácidos grasos que son elementos inocuos”, detalla Fanani.

María Laura Fanani, doctora en Ciencias Química por la UNC fue reconocida con una mención en la categoría «Premio» de los Premios L’Oréal Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia».

Con estos compuestos se pueden limpiar catéteres y superficies de hospitales que comúnmente se contaminan con microorganismos resistentes. Estos conforman una película que se adhiere a los elementos y son difíciles de erradicar, por lo que se utilizan grandes cantidades de desinfectantes tóxicos. “Los compuestos que proponemos se usan en menos cantidad, son más eficientes y no se acumulan en el suelo”, apunta.

Sobre los agrotóxicos, la investigación se centra en nanopreparados. “Tienen la consistencia de emulsiones y poseen nanopartículas que transportan aceites esenciales de plantas. Están estabilizadas por surfactantes naturales”, comenta.

Los surfactantes naturales y los aceites esenciales aportan un efecto protector a las plantas ya que ahuyentan a los insectos. A ese efecto ahuyentador, buscan que se sume otro de activación de la propia respuesta inmune de las plantas.

“Es como una vacuna. La planta activa su propio sistema inmune de una forma general y se vuelve más resistente a varios patógenos. Así estás ayudando a que las plantas sean más sanas con un producto natural y también a que se necesiten menos productos tóxicos”, describe.

Por ahora, el compuesto está pensado para el cultivo orgánico, pero ya ha despertado interés en la Universidad Nacional de Córdoba y se está tramitando la patente para transferirlo a alguna empresa. Además, poseen un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) para que una vez que se establezca un producto, este se pueda utilizar.

En defensa de la ciencia nacional

Para Fanani el premio de L’Oreal-Unesco es una oportunidad para visibilizar la ciencia que desarrolla desde Córdoba y el poder de las mujeres científicas.

“Siento que represento a mucha gente por ser mujer, por ser científica, por ser de Córdoba. Estoy yo para hablar por ellas, para que todo el mundo sepa que hacemos buena ciencia, que tiene competitividad y que estamos trabajando para el país”, expresa la investigadora en diálogo con La Voz.

En ese sentido, defendió la investigación argentina y remarcó su decisión de volver al país después de trabajar dos años en Canadá. “Decidí trabajar y producir para mi país. Quiero que la patente que salga sea de la UNC para que beneficie a mi gente. Este premio y esta entrevista es una gran oportunidad de comunicación que voy a aprovechar para incentivar a que sigamos teniendo una ciencia nacional, que hoy está tan atacada”, dice.

La investigadora sostiene que sin ciencia no existe soberanía, ni tampoco podemos decidir hacia dónde va nuestro país. “Esto solo se logra con conocimiento y personas dispuestas a trabajar para solucionar nuestras dificultades. No podemos esperar que el exterior solucione nuestros problemas de ambiente, del agro, de nuestros hospitales. Son nuestros problemas y nosotros debemos resolverlos. Para eso necesitamos gente muy capacitada”, asegura Fanani.

Así, destaca la cooperación del trabajo científico nacional: “Puedo colaborar con gente muy capacitada desinteresadamente. Eso no lo veía en Canadá, allá es todo muy competitivo. Nosotros sabemos que no estamos en la cresta de la ola y que todo lo que logremos superará las expectativas”.

Y cerró: “Nuestra ciencia es muy eficiente. Logramos llevar adelante laboratorios y publicar a nivel internacional con muy pocos recursos. Eso se debe a la naturaleza colaborativa de nuestro trabajo. Nuestro fuerte no son los equipos o los grandes proyectos, es la gente que tenemos y la originalidad que pueden desplegar”.

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