¿Qué mejor manera de disfrutar el lechón que sobró en Navidad que transformarlo en deliciosos sándwiches, empanadas o tacos? Pero antes de llegar a ese momento sublime en el que un menú se reinventa, es fundamental conservar adecuadamente la carne. Para ello, es preferible guardarla en la heladera si se planea consumir pronto, o en el freezer para una mayor duración.
Consejos para aprovechar el lechón en los días posteriores
Si planeas disfrutar las sobras del lechón en los días cercanos a Navidad, es importante saber que no llegará fresco hasta Año Nuevo sin pasar por el freezer. Según el ente gubernamental Food & Safety de Estados Unidos, las sobras de carnes rojas, como el lechón, pueden mantenerse en buen estado entre 3 y 5 días en la heladera, mientras que en el freezer su duración se extiende de 2 a 6 meses.
Esto significa que un lechón asado el 25 de diciembre podría aprovecharse hasta el 27 de diciembre si se conserva en la heladera, pero no llegaría a la mesa del 31 sin comprometer su calidad. Por lo tanto, si no planeas consumirlo antes, el mejor destino para las sobras será el freezer.
Ideas para reinventar el lechón
Una vez conservado adecuadamente, el lechón puede ser el protagonista de nuevos y deliciosos platos:
Sándwiches gourmet: Combina la carne desmenuzada con pan fresco, hojas verdes, mostaza y encurtidos para un almuerzo rápido y sabroso.
Empanadas de cerdo: Mezcla la carne con cebolla, especias y huevo duro para un relleno irresistible.
Tacos de lechón: Acompaña la carne con tortillas, guacamole, cilantro y una salsa picante.
Pastel de cerdo: Utiliza las sobras como base para un pastel salado con puré de papas.
Si prefieres planificar con antelación, congela la carne en porciones individuales o en un recipiente hermético para facilitar su uso. Al descongelar, asegúrate de hacerlo en la heladera para mantener la seguridad alimentaria.
De esta manera, podrás disfrutar del sabor del lechón navideño incluso semanas después, convirtiendo las sobras en platos que sorprenderán a todos.