Una de las situaciones más insólitas del fútbol argentino, cuando un árbitro sancionó con roja a un futbolista que no podía pronunciar palabra alguna.
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Carlos de Marta, incapaz de hablar, fue expulsado por un insulto inexistente.
El fútbol argentino fue testigo de numerosas jugadas sorprendentes y situaciones impensadas a lo largo de su historia. Sin embargo, una de las expulsiones más insólitas y comentadas ocurrió un 8 de noviembre de 1972, cuando se sancionó a un jugador por supuestos insultos que nunca llegaron.
Este curioso acontecimiento dejó una huella en la memoria colectiva. Un árbitro expulsó a un futbolista y generó una controversia que trascendió las fronteras del deporte.
Huracán v Estudiantes: el comienzo de la expulsión más insólita de la historia
El 8 de noviembre de 1972 se disputaba un encuentro de la liga argentina entre Huracán y Estudiantes de La Plata. Con el resultado a favor de los locales, el partido transcurría con normalidad. Sin embargo, a medida que se acercaba el final del primer tiempo, un incidente inesperado cambió el rumbo del partido.
Un penal a favor de los «Pincharratas», sancionado por el árbitro Washington Mateo, desató una serie de protestas por parte de los jugadores del Globo. La controversia fue tal que el colegiado, en medio de las quejas, consultó con su asistente, quien le indicó que la jugada había ocurrido fuera del área. Ante esta nueva información, el juez rectificó su decisión y anuló la pena máxima. Esta corrección generó más protestas del equipo visitante.
Qué decidió hacer Washington Mateo con Carlos de Marta
En medio de este clima de tensión, Mateo decidió sancionar al centrocampista Carlos de Marta con una tarjeta roja por «falta de respeto» y supuestos insultos durante las protestas. Lo que parecía ser una expulsión más, se transformó en un episodio que marcaría la historia del fútbol.
Al día siguiente, el Tribunal de Disciplina convocó al futbolista para que explicara sus palabras, ya que, según el colegiado, había realizado insultos graves. Sin embargo, De Marta explicó que, siendo sordomudo de nacimiento, no podía haber pronunciado ninguna palabra.
La expulsión, que se basó en una supuesta falta de respeto verbal, no solo fue errónea, sino completamente absurda. El árbitro había sancionado a alguien por algo que no podía haber sucedido. De esta manera, la expulsión del jugador de Estudiantes de La Plata pasó a la historia como una de las decisiones más extrañas y discutidas del fútbol argentino.