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Cómo es el exitoso plan educativo que la Ciudad importó de Armenia y tiene docentes en vez de entrenadores

“TUMO se creó porque después de la Independencia de Armenia, en 1991, fue evidente que había un vacío, o más bien una brecha, en lo que respecta a innovación y creatividad. Nuestros cofundadores sintieron que existía la necesidad de crear un programa educativo digital para adolescentes”. Esto de lo que habla Chris Shahinian, CEO de los centros TUMO, de formación tecnológica y en diseño, es exactamente lo que las autoridades de Educación porteñas buscan implementar desde junio en la ciudad de Buenos Aires. El target de esta impronta, los chicos de secundaria. Los detalles de la iniciativa, acá.

En las fotos de los centros TUMO -hay siete en Armenia y otros diez fuera de ese país- se ve chicos luciendo ese gesto entusiasta, tan característico en la flor de la adolescencia. “Hoy son 35.000. Esperamos llegar a 80.000 en 2029”, compartió Shahinian, optimista. Pero, ¿está la Ciudad a la altura de implementar a fondo este proyecto?

Cursan a contraturno. Pueden tomar clases de robótica, programación, música, producción audiovisual y cinematográfica, animación, diseño gráfico, modelado 3D y desarrollo de videojuegos. La inscripción no será para chicos de 4to y 5to año, como se había dicho en noviembre -cuando se anunció la propuesta- sino para cualquier adolescente de 12 a 17 años.

El Gobierno porteño confirmó que el programa contará con 6.000 vacantes a partir de junio. Por lo pronto, “se priorizará a los alumnos de escuelas públicas, mujeres y chicos integrantes de familias de bajos recursos. Si hay más interesados que vacantes, se abrirá una lista de espera para ir incorporando en turnos futuros”, informaron desde la cartera de Educación de la Ciudad, y sumaron que les darán prioridad a los que asistan a secundarias cercanas al centro TUMO en cuestión.

Que, en principio, será uno solo. Estará en el Centro Metropolitano de Diseño (Barracas). Además de esa suerte de gran “hub”, en otros países usan un formato más chico para los TUMO, desarrollados en containers (para áreas rurales). Los llamados “TUMO box”.

Chris Shahinian y Pedro Moneda, CEO de TUMO Ciudad de Buenos Aires.

Para inscribirse a las clases, no hay requisitos por fuera de la edad y lo que Shahinian insistentemente llama “engagement”: el “enganche” o “compromiso” del pibe. En la versión porteña, sin embargo, se sumará un único requisito a cumplir, y es que el alumno asista a la secundaria en forma regular, sea de gestión pública como privada.

Ahora bien, detalles como quiénes serán los docentes, cuántas horas asistirán los chicos, quién financiará todo esto y hasta qué punto los TUMO no serán un eslogan transitorio, en las líneas a continuación, tras la entrevista con Shahinian.

-Viendo sus antecedentes, es evidente que la Educación no está entre sus áreas de formación. ¿Cómo se sumó a esta iniciativa?

-Tenés razón. Mi formación no es en educación o en tecnología. Mi experiencia es en consultoría de gestión, banca y servicios financieros. Pero soy originario de Australia, de Sydney, y tengo raíces armenias. Me uní a TUMO porque tomé la decisión de mudarme con mi familia a mi tierra natal hace tres años, motivado por mi experiencia en operación de equipos y en hacer crecer organizaciones a nivel internacional. Mi aporte a los centros TUMO es en todo lo relativo al desarrollo, implementación de productos, gestión de cuentas y gestión de la comunidad. Esa fue una de las razones principales.

-¿Cómo nació TUMO?

-Fue en 2011, en Ereván (capital de Armenia). Yo soy parte del equipo de liderazgo, pero nuestros cofundadores y benefactores son Marie Lou Papazian y su esposo, y Sam y Sylvie Simonian. Los Simonian tenían un hermoso edificio con el que no estaban muy seguros de qué hacer. Sabían que querían que fuera un centro para jóvenes, para la comunidad, para la educación y, por casualidad, para resumir el asunto, descubrieron que Mary Lou (experta en Educación) vivía en Ereván. Se conectaron y dijeron: “Tenemos este espacio y entendemos que ustedes tienen experiencia en educación”. Así nació todo. Hoy ofrecemos 14 áreas de habilidades en la intersección de la tecnología y el diseño. Es un programa extraescolar para estudiantes 12 a 18 años. Lo más importante es que es gratuito. Nos interesa mucho la igualdad de acceso.

Chris Shahinian, CEO de los centros TUMO: «Tendrán un centro muy saludable y vibrante, lleno de jóvenes aprendiendo lo último en tecnología»

-¿En qué países implementaron TUMO y cuántos estudiantes participan hoy?

-En Armenia estamos implementando una red nacional de centros porque queremos dar acceso a todos los adolescentes del país, pero ahí tenemos siete centros operativos y cerca de 14 contenedores, o TUMO Box. Nuestro primer centro internacional fue en París y ahora tenemos 10 centros internacionales, incluyendo algunos en Alemania, Portugal, Ucrania, Albania y El Líbano. Lanzaremos uno en Los Ángeles, Estados Unidos, y también en Takasaki, Japón, y en Ámsterdam (Países Bajos), entre otros, más otros nuevos en Alemania. Probablemente tendremos 25 centros operativos para fines de 2026. Somos muy ambiciosos. Hoy atendemos a 35.000 adolescentes, pero a fines de 2029 queremos llegar a 80.000.

-La decisión de aterrizar en Argentina fue poner un pie en América latina, se deduce.

-Sí. Estamos muy emocionados de venir a Buenos Aires, obviamente trabajando con el municipio y con nuestros socios a nivel local. Comenzaremos en Buenos Aires y, con suerte, el año que viene, también en Montevideo, Uruguay.

-Entre las áreas tecnológicas y creatividad, ¿cuáles son las que más eligen los chicos?

-Depende mucho del país y eso es lo que nos encanta de TUMO. Les damos a los chicos suficientes opciones para que elijan lo que les apasiona, lo que disfrutan aprendiendo, y así es como realmente se involucran. No es la escuela, los padres, vos o yo, los que les dicen qué aprender. Diría que las áreas de programación, robótica, música y realización cinematográfica son muy populares, pero depende de dónde se mire.

-¿Cuál es el tiempo promedio de cursada y qué resultados concretos vieron hasta ahora con los chicos que hicieron esta experiencia?

-Los chicos pueden quedarse tanto tiempo como quieran. Ahora bien, obviamente no queremos que abandonen el programa antes de tiempo porque eso afectaría el impacto del programa sobre ellos, tanto en sus aptitudes técnicas como en las habilidades blandas. Según nuestra experiencia en Armenia, en promedio permanecen en el programa entre dos y dos años y medio. En nuestros centros internacionales es un poco menos; cerca de un año y medio o dos. Consideramos que si se quedan al menos un año, es un indicador de éxito para nosotros como organización educativa. Queremos que se queden al menos un año.

-¿Cómo funciona TUMO? ¿Tienen clases presenciales con horarios pautados?

-Sí. Todo es presencial. Vienen dos horas, dos veces por semana, a contraturno de la escuela. Ese es su compromiso.

-¿Quiénes son los docentes?

-No tenemos docentes. Tenemos “entrenadores” y “líderes de talleres”. Y no tenemos aulas. Tenemos “espacios” (risas).

-Me siento tentada de preguntarla qué piensa sobre lo que acaba de aclarar, pero ¡presumo que no podrá responder!

-No, no responderé (risas). Pero, bueno, yendo al impacto, nos preguntamos durante muchos, muchos años cuál es el impacto de TUMO. Teníamos mucha evidencia y estudios de caso de los logros posteriores en el ámbito académico, las elecciones de carrera y el espíritu empresarial, o sea, los casos de jóvenes que crearon sus start-ups o apps. Hace un año, finalmente, nos envalentonamos y encargamos una evaluación de impacto. Fue un trabajo científico y los resultados fueron muy positivos. Todo está online.

-¿Podría resumir algunas de las conclusiones?

-Los resultados que puedo compartir son que, en comparación a los estudiantes que no son de TUMO, los nuestros mostraron un rendimiento mucho mejor en la escuela, incluso en materias como matemática, que no enseñamos, pero creo en la suposición obvia de que lo que les enseñamos, como robótica o programación, ayuda en sus habilidades cognitivas. También quedan muy bien posicionados en las universidades. Y un porcentaje alto decide dedicarse a la tecnología y a las industrias creativas. ¿Por qué esto es importante para Armenia? Porque tienen salarios más altos, lo que es bueno para la economía local. Esto despertó el interés de empresas multinacionales que están estableciendo oficinas en Armenia. Y lo que es realmente importante para mí, personalmente, es que estamos contribuyendo a desacelerar la migración a Europa o Estados Unidos. Estamos ayudando a mantener a estos chicos en el país, ofreciéndoles más oportunidades y un nivel de vida que está mejorando.

-¿Qué relación sostiene TUMO con la orientación vocacional? Es decir, ¿alientan a los chicos a ir a la universidad? Es lógico suponer que muchos se lanzan directo al mundo laboral.

-No nos involucramos en ese proceso de toma de decisiones, que sigue estando en manos del adolescente. Pensamos que TUMO los prepara para el mercado laboral, en cierta medida, pero también debe ser complementario a la educación superior, para que estén completamente preparados para ingresar al mercado laboral. Desde ya, algunos chicos podrían ser programadores geniales e ingresar rápidamente al mercado laboral.

-¿Ustedes se comunicaron con el Ministerio de Educación porteño o fue al revés?

-Tengo a la Ministra sentada acá conmigo… ¿debería preguntarle? (Risas) En realidad fue el Ministerio el que se puso en contacto con TUMO, creo que como consecuencia de nuestra expansión, que vino siendo bastante orgánica en el mundo, algo que nunca pensamos que podría ocurrir.

-Entiendo que habrá tres centros TUMO en Buenos Aires. ¿Podría dar detalles?

-Comenzaremos con uno, pero hay planes para tres, sí.

-¿Cuándo van a estar funcionando los otros dos? El primero arranca en junio, entiendo.

-El objetivo es que el primer centro esté listo en junio de este año. Las ubicaciones de los otros están definidas, pero en términos de plazos, no. Primero que nada vamos a inaugurar uno, y luego veremos.

-Pero, entonces, ¿van esperar los resultados del TUMO de Barracas para decidir sobre los otros dos?

-Creo que todo seguirá su curso natural. Y creo que habrá un interés significativo de los estudiantes de acá. Seguro se verán esos resultados.

-¿Cuántas computadoras tendrá este centro, en concreto?

-Bueno, no estoy segura del número exacto porque estamos aumentando el tamaño del centro. No tengo ese número en este momento.

-¿Alguna otra provincia de Argentina mostró interés en esta propuesta?

-No en esta etapa.

-Este es un programa joven y no es tan simple confiar en el éxito, cuando en Argentina vemos grandes carencias en escuelas, además de las cifras de pobreza adolescente. A veces los gobiernos lanzan iniciativas con grandes titulares y luego no hay dinero o voluntad política para implementarlas. ¿Cuál es su predicción sobre el éxito de TUMO en Argentina?

-Miraría el tema de un modo diferente. Aunque TUMO puede parecer un programa joven, hemos estado operando durante 14 años. Mi predicción es que será un éxito y la razón por la que tengo confianza es porque hemos visto que cómo operó con éxito en diferentes geografías. Si me hubieras preguntado hace diez años, cuando teníamos un centro en Ereván, podría haber respondido de manera muy diferente. Tenía menos conocimiento sobre la mecánica del programa y su éxito, sin contar que hemos aprendido: el programa no se mantuvo igual desde 2011. La organización cambió mucho y hemos evolucionado nuestro producto, plataformas y el contenido. Con esto no quiero decir que funcionará exactamente igual en todos los países. Sería una falacia. Pero mi predicción es que tendrán un centro muy saludable y vibrante, lleno de jóvenes aprendiendo lo último en tecnología y muchas de esas habilidades blandas que los harán imparables para los desafíos futuros.

-¿Ustedes van a formar a los docentes?

-Sí, todo el personal será local. Ya está en marcha el proceso de contratación.

-¿Y quién financia todo esto? ¿Puede compartir algunas cifras?

-Nosotros no financiamos ningún centro internacional. La financiación la realizan los socios locales, sean del sector público como del privado.

-Entonces, los salarios, las computadoras, los centros, ¿todo lo pagará el Gobierno local?

-Sí.

-Ustedes traen la idea o «know how».

-Sí, bueno, somos parte del proceso en términos de implementación. Hacemos un seguimiento, en base a un contrato de cinco años. Nos mantenemos muy cerca, apoyando las operaciones y la salud del centro, en términos de calidad.

-¿Qué feedback tienen de los chicos que van a TUMO?

-Si alguna vez tenés la oportunidad de preguntarles en tiempo real por qué asisten al centro, te vas a dar cuenta de que se forma una comunidad muy fuerte. No están solos. Hay espacio para que se expresen. Les damos suficiente libertad, pero también les fijamos expectativas muy altas y desafíos. Sentimos que eso es lo que buscan. Creo que no solo aprenden habilidades técnicas sino que sienten que es un lugar donde hay una comunidad, pueden hacer nuevas amistades y sentir que trabajan con profesionales de la industria, como nuestros líderes de talleres o en los laboratorios de aprendizaje. La energía, la onda que estamos enseñando es también renunciar al tiempo a solas.

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