El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intervino de manera virtual en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el jueves, en lo que fue su primera aparición importante en un evento internacional desde su regreso a la Casa Blanca.
Durante su discurso, Trump abordó varios temas clave de la economía global y la política interna de Estados Unidos, destacando sus propuestas y enfoques para impulsar la economía estadounidense y aumentar su influencia a nivel mundial.
Uno de los puntos más destacados de su intervención fue su llamado a Arabia Saudita y a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para que redujeran el costo del petróleo.
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Trump expresó su sorpresa de que no hubieran tomado esta medida antes de las elecciones, afirmando que no haberlo hecho no era una «prueba de amor». Una disminución en los precios del petróleo tendría un impacto inmediato en la guerra entre Rusia y Ucrania, sugiriendo que si el petróleo fuera más barato, el conflicto podría cesar de inmediato.
Esta solicitud se produjo en un contexto en el que los precios del crudo comenzaron a bajar poco después de sus comentarios.
A lo largo de los 45 minutos de su intervención, Trump también criticó a los reguladores europeos, a quienes acusó de ser demasiado estrictos con las empresas tecnológicas estadounidenses, y a los grandes bancos, que según él, estaban negando servicios a los conservadores.
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En este sentido, Trump señaló la necesidad de que las naciones invirtieran más en Estados Unidos, ofreciendo un entorno favorable con bajos impuestos y una estructura regulatoria más flexible.
En cuanto a la política económica interna, Trump presionó a la Reserva Federal de Estados Unidos para que redujera las tasas de interés. «Exigiré que las tasas de interés bajen inmediatamente», dijo, sugiriendo que las tasas de interés deberían seguir la misma tendencia en todo el mundo.
Este comentario fue visto como el inicio de una campaña de desgaste que podría intensificarse en los próximos meses, especialmente dirigida al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
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Trump también destacó la abundancia de petróleo y gas en Estados Unidos, afirmando que el país posee los mayores recursos en este ámbito en todo el mundo. Según él, el uso de estos recursos no solo reduciría los costos de bienes y servicios, sino que también convertiría a Estados Unidos en una superpotencia manufacturera y en la capital mundial de la inteligencia artificial y las criptomonedas.
Estos comentarios reflejaron su enfoque en la autosuficiencia energética y su visión de una economía más robusta y menos dependiente de los mercados internacionales.
En cuanto a la agenda internacional, la intervención de Trump se produjo poco después de que firmara órdenes ejecutivas para retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del acuerdo climático de París.
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Además, reiteró su deseo de que Estados Unidos tuviera un mayor control sobre el Canal de Panamá y renovó su oferta para «comprar» Groenlandia. Estas acciones y declaraciones reafirmaron su enfoque en la defensa de los intereses estadounidenses en el ámbito global.
En cuanto a las relaciones comerciales, Trump volvió a sugerir la posibilidad de imponer aranceles del 25% a los productos provenientes de México y Canadá, y también mencionó la posibilidad de aplicar un arancel del 10% a las importaciones de China.
Asimismo, Trump defendió su política interna de erradicar lo que calificó como »tonterías», en referencia a las nefastas políticas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI). Cientos de empresas en los Estados Unidos comenzaron a dar marcha atrás con estas ridículas políticas.
En este sentido, aseguró que su administración había tomado medidas para eliminar políticas discriminatorias en el gobierno y en el sector privado, promoviendo una visión de meritocracia para el país. «América volverá a ser un país basado en el mérito», afirmó.
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La intervención de Trump en Davos subrayó su enfoque en la política económica interna, la autosuficiencia energética, la reducción de impuestos y regulaciones, así como una postura firme en la renegociación de acuerdos internacionales y en la crítica a ciertas políticas globales.
Si bien sus propuestas y acciones recibieron elogios de la mayoría de los sectores, también generaron controversia y oposición por parte de sectores izquierdistas, especialmente en lo que respecta a su enfoque en la inmigración, el cambio climático y la política de diversidad.