Los vecinos de la zona de Guadalvalle y la Altea, parcelaciones situadas entre el río Guadalquivir y el aeropuerto de Córdoba, ven la crecida del caudal poco a poco, entre el miedo y la resignación. Hasta diez viviendas fueron desalojadas en la madrugada, y no es ilógico pensar que sean varias más a medida que avance el día y los desembalses sigan soltando agua.
Las parcelas más afectadas, las más cercanas al río, ya empiezan a tener varios dedos de agua en su interior. En la mañana de este martes, entre presencia de Policía Local y Nacional y bomberos, los residentes se afanaban en sacar de las viviendas sus pertenencias más valiosas. La cosa no ha llegado a los niveles de 2010, aunque el miedo, reconocen los parcelistas, está ahí.
Un caudal que se acerca
El estado de las calles da buena cuenta de la situación que han causado las lluvias y que supone estar a dos palmos de la fiereza del Guadalquivir. Los vecinos comentaban resignados que esperan el desalojo, lo que no quita que anoche no se asustaran cuando empezaron a escuchar las sirenas que venían avisando de que tenían que abandonar sus casas.
Vecinos de Guadalvalle salen de sus casas ante la crecida del río Guadalquivir, este martes. / A. J. González
Ya con la luz del día, las cosas se ven de otra forma, aunque se hace evidente cómo el caudal se va acercando y acercando sin que haya mucho qué hacer.
Vista de la zona de Guadalvalle desde un dron de la policia. / A. J. González
También ha pasado por aquí la Policía Nacional para volar un dron y hacerse una idea, desde las alturas, de cómo va la situación.
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