Un estudio sobre personas mayores y salud mental en Catalunya certifica la existencia de ‘edadismo’ En una encuesta a 400 personas -y sus familiares- de más de 55 años con problemas de salud mental y a familiares mayores de personas con trastornos, el 74% de los encuestados manifestaron haber sentido edadismo en el último año. «No creía que las personas estuvieran tan sensibilizadas porque muchas veces no son conscientes de esta discriminación, y donde más edadismo se ha detectado es entre los familiares», indica Montse Celdrán, profesora agregada de la Facultad de Psicología de la UB, psicogerontóloga y coautora del estudio junto a la psicóloga Bàrbara Mitats, de la entidad Salut Mental Catalunya.
«No te escuchan»
En concreto la percepción del edadismo se manifiesta en el mundo laboral y el ámbito sanitario y en asuntos como las nuevas tecnologías. «No te escuchan los médicos cuando intentas explicar enfermedades porque las atribuyen a la edad», explica una mujer encuestada.
La doctora de familia no hace pruebas porque todo son síntomas de la edad
Mujer encuestada en el estudio de SMC y la UB
«Creen que no sé hacer cosas más tecnológicas«, manifiesta otra entrevistada. «En el deporte, cuando te dicen ‘cuidado’, el dolor es normal a tu edad. La doctora de familia no hace pruebas porque todo son síntomas de la edad«, explica otro testimonio femenino que añade: «A nivel social, hay amistades y conocidos que dicen ‘es que ya tienes una edad y no toca hacer esto».
Otros motivos de edadismo manifestados por los participantes del estudio son un trato invisible, falta de empatía, sentirse observados o ridiculizados… «Me tratan como invisible, como si mi opinión no puede ser válida», se queja una mujer. «Me menospreciaron y estigmatizaron», denuncia un hombre.
El sentimiento de ser una carga
Un 53% de las personas consultadas por la investigación admite que la edad le supone un impedimento para hacer cosas. Sin embargo, el sentimiento de ser una carga para la familia es relativamente moderado: no llega al 30% de los casos.
Soy una carga porque con 55 vivir con los padres me sabe mal porque quizás soy una carga
Testimonio en primera persona del estudio de SMC y la UB
Pese ello, existen testimonios que relatan un distanciamiento con la familia, por lo cual no puede existir la sensación de carga: «desde la muerte de mi madre -afirma un hombre- nadie de mi familia biológica se preocupa por mi (si como o no, si estoy bien o estoy enfermo, si estoy vivo o muerto». «Soy una carga porque con 55 vivir con los padres me sabe mal porque quizás soy una carga», explica otro participante. Dos mujeres relatan otras motivaciones para sentirse carga: «soy demasiado dependiente emocionalmente de ellos» y «no salgo adelante económicamente y a menudo estoy triste, soy muy cansina«.
¿Bienestar psicológico?
La encuesta pregunta por el bienestar psicológico con tres preguntas: el grado de aceptación de uno mismo, la autonomía y el crecimiento personal. En los tres casos (siendo 0 la peor nota y 4 la mejor), el promedio de las respuestas supera el 2. La mejor valorada es la del crecimiento persona (3,13 sobre 4). Las mujeres, personas de entorno rural y las que tienen dificultades económicas muestran resultados más bajos. «La cuestión de las dificultades económicas es transversal en muchas de las variables que hemos estudiado -explica Celdrán-
Vivienda y salud
En las sesiones con los participantes, aparecieron como factores protectores de cara al futuro cuestiones como el apoyo familiar, profesional y de la comunidad. Y, en especial, el problema de la vivienda: «Cuando existen los pisos de protección oficial -pide el padre de una mujer con trastorno- debemos tener muy en cuenta cómo son las bases, y hacer que sean inclusivas y que los pisos sean inclusivos para todas las personas».
«No se fían»
«Debemos no dejar a nadie fuera del envejecimiento activo -reclama Celdrán-, porque hay personas que envejecen con un historial de problemas de salud mental y no han de sentirse discriminados sino acompañados; y otras que debutan en la salud mental al hacerse mayores y que tampoco han de sufrir esta discriminación». Una de estas discriminaciones, añade la investigadora, consiste en personas con problemas mentales que quieren cuidar a su padre y que ven como su familia no les deja hacerlo porque «no se fían».
Soledad
Si bien cuantitativamente la soledad no aparece como preocupación, en las charlas con los participantes sí formó parte de las situaciones a las que han tenido que enfrentarse.
Me he sentido solo en otras etapas de la vida y he sufrido mucho. Me da miedo, incluso pánico, volver a sentirme solo
Testimonio en primera persona del estudio de SMC y la UB
En parte, por el estigma en torno a la salud mental: «Me he sentido solo en otras etapas de la vida y he sufrido mucho, es importante tener al menos la mañana o la tarde ocupados, el ocio, levantarse con alguna cosa que hacer. Levantarte sin tener nada que hacer, agrava la enfermedad. Me da miedo, incluso pánico, volver a sentirme solo«.
Prevenir y atender
las investigadoras, Montse Celdran (UB) y Bàrbara Mitats (SMC) consideran urgente atender a las necesidades de personas con experiencia en primera persona en salud mental y a sus familiares, y hacerlo con perspectiva de edad para un envejecimiento «saludable y digno». Y a tender a la población ssobre envejecida las personas migradas o con diversidad de identidad o orientación sexual.
«Un objetivo, si hay recursos, sería publicar guías de acompañamiento para que los profesionales de salud mental entiendan mejor el envejecimiento y los expertos en envejecimiento comprendan las problemáticas mentales, es un doble reto», concluye Celdrán.