Con otra noche perfecta en cuanto al clima, la sexta luna coscoína arrancó con el show de Los Nocheros que al principio, más que de ellos, fue de sus músicos invitados. Según explico Mario Teruel, a estás alturas de su carrera sintieron la necesidad y “obligación” de entregar el espacio a nuevos artistas.
Por eso, la banda invitó primero a Euge Quevedo para cantar Cosa Peligrosa y bromearon con su estadía ya permanente en Cosquín, ya que hace algunas lunas atrás también subió con Facundo Toro. “Otro sueño cumplido para mí, gracias Nocheros. ¡Bendiciones!”, dijo la cordobesa. “Qué cantora que tienen aquí por dios”, dijo Rubén Ehizaguirre.
Luego le cedieron el escenario a Los Tabaleros y a la catamarqueña Loy Carrizo. Ehizaguirre aprovechó el momento y habló de la importancia que está adquiriendo el folklore en Capital Federal, dando cuenta que hay cada vez más artistas de este género en Buenos Aires. “Gracias por escuchar a los nuevos valores”, expresó.
Las nuevas y viejas chacareras del conjunto empezaron a levantar a la gente y se dio comienzo a la fiesta por los 25 años de su disco Signos. Junto a dos coristas y cuatro músicos más, Los Nocheros tocaron dos covers, uno más folklórico del tema Sin principio ni final de Abel Pintos y otro más rockeo de El Humahuaqueño.
Para el tema Desde que no estás aquí, el público encendió las linternas de sus celulares y le regalaron a la banda un emotivo momento. La Yapa activó la bailanta y el cover de Te vas cerró el show bien arriba.
Locura por Luciana Jury
A las 11.25, subio al escenario Luciana Jury, sola con su guitarra y un árbol de escenografía. La cantante lució un vestido naranja y unas flores como corona y su voz particular se llevó la atención del público, le sacó varios vítores y hasta lo hizo partícipe de una chacarera.
Al momento de despedirse para darle paso a la Delegación de Paraguay, la gente no la dejaba ir y pedía una más. Como el tiempo es tirano, la producción no la dejo hacer el bis y hubo silbidos de disgusto. De igual manera, Luciana saludó a todos con mucha alegría y les arrojó besos al aire, visiblemente sorprendida por la reacción de todos.
Los Carabajal abrieron los shows de madrugada. Los cuatro cantantes optaron por un repertorio muy tranquilo al comienzo, para remontarlo poco a poco. En medio del recital, invitaron a Los Nocheros para hacer un set de chacareras que se llevaron el respeto de los presentes.
“Eternamente agradecidos”, expresó Mario “Musha” Carabajal, a la vez que dijo que la selección de canciones se hizo con el objetivo de dejar un mensaje detrás de tan bellas melodías, algo que hoy en día los cantores han dejado un poco de lado. Esto también lo notó Facundo Toro en diálogo con La Voz. El año que viene, el conjunto santiagueño cumplirá 60 años de trayectoria.
Raly Barrionuevo, una vez más en Cosquín 2025
La noche siguió con el deleite violinista de Leandro “Lele” Lovato; el show de Mauro de la Canal (Ganador pre Cosquín a Canción inédita) con su tema Canto golondrina; y la colorida presentación de Pachi Herrera, quien defendió el monte nativo y reconoció el trabajo de muchos para mantener el derecho de la educación pública.
Cabe recordar que Pachi desfiló en la luna inaugural junto a las demás delegaciones y 100 charanguistas más, muchos de ellos pertenecientes al Club de Charango Córdoba. Unos cuantos integrantes estuvieron acompañando al músico esta noche desde el costado del escenario, brindadole apoyo y cariño incondicional.
Promediando las 2.30, y luego de la performance de la pareja de baile Visetti y Vera (ganadores del pre Cosquín), Duratierra hizo su pase al Atahualpa Yupanqui. Luego de un gatito para calentar los cuerpos, vino el momento romántico.
La cantante Micaela Vita invitó al escenario a Raly Barrionuevo (con lo agradable que es verlo en escena, ya perdimos la cuenta de cuántas veces subió este año al Atahualpa Yupanqui) y juntos interpretaron Te miré por primera vez.
La complicidad de la dupla traspasó al público y muchos le gritaron sorprendidos cuando bailaron bien pegaditos frente a toda la Plaza. Más tarde, la artista bonaerense dejó un profundo mensaje en defensa a la patria del pueblo y dijo: “No hay tiempo para tibiezas”. Además, defendió a las mujeres, particularmente a las cantoras, y a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La gente la ovacionó.
La Delio Valdez, la joya más esperada
La Delio Valdez llegó por segunda vez consecutiva al festival Cosquín, pero dejó a muchos con ganas de más. A diferencia de los shows que fue haciendo en el marco de su gira 15 años, como el que vivimos hace unos meses en el estadio Atenas de Córdoba, este show en la Próspero Molina fue más compacto y al hueso.
Sucede que la Delio es insaciable. Sus melodías tan frescas, tropicales y latinoamericanas ponen a mover los pies de cualquiera, aunque sea solo para marcar el ritmo. Si le pegaban hasta el amanecer, la gente se iba a quedar porque la Delio es pasión y fiesta.
Lo interesante del concierto fue la participación de los hermanos Núñez. El dúo oriundo de Misiones hizo que la banda de cumbia tropical se volcara un rato al chamamé y le regaló al público un momento único. Las melodías se hermanaron y hasta el final, muchos quedaron bailando los pasos de uno mientras sonaba el otro.
Como el conjunto hacía una música muy diferente a la que se venía escuchando en la jornada, se sintió un cambio de público en la Plaza. Nunca quedó vacía, pero por momentos había oleadas de gente que iba y venía. Muchos pagaron exclusivamente la entrada para ver a la Delio. Y se notó.
Después de un par de clásicos como Inocente, Una cancioncita y Negra, ron y velas, se dio un momento muy loco en la escena coscoína. Mientras la mitad del espacio cultural estaba bailando a la par de Black Rodríguez (que lucía su mágico traje de diablo con ojos de mosca), la otra mitad estaba sentada en su butaca admirándolo. Esa imagen de baile e hipnotismo fue la que cerró la sexta luna.