“Acá debería estar Cata”, dice un cartel pegado en una silla en la Faucltad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba. Este lunes comenzaron las clases luego del receso por exámenes y a casi dos semanas del crimen de una de las estudiantes de la institución.
“Nos falta una compañera”, “El amor no mata, el patriarcado sí”, “¿Ya hablaste con tu amigo sobre el femicidio de Catalina”, rezan otros carteles pegados en distintas partes de la institución: en la fachada, en los pasillos, en los baños y aulas.
La conmoción en la comunidad estudiantil y docente fue fuerte porque no solo Catalina era estudiante de esa casa de altos estudios, sino también el principal sospechoso del femicidio, Néstos Aguilar Soto, compañero de Catalina, y su novio.
Desde la organización Colectiva Feminista Faudi explicaron el sentido de la iniciativa: “Creemos importante que como comunidad podamos hacer una pausa en nuestra cotidianidad para reflexionar sobre lo sucedido y no mirar hacia un costado”.
Y agregaron: “Es necesario e inmediato hablar sobre esta problemática que nos atraviesa a todxs, por eso desde la Colectiva invitamos a toda la comunidad a acercarse y participar de las instancias para pensar acciones que permitan abordar la cuestión de género en nuestra Universidad”.
